
El Atlético de Madrid consiguió el jueves el pase a los octavos de final de la Europa League, antigua Copa de la UEFA. Lo hizo en el Alí Sami Yen de Estambul, feudo del Galatasaray y uno de los escenarios más temidos de Europa. Por una vez la fortuna sonrió al equipo rojiblanco, que encontró el gol cuando el partido agonizaba. Algunos dirán que el Atlético es así, capaz de ganar en el campo más difícil y acto seguido caer en casa ante el último de la tabla. Eso ha ocurrido, por desgracia, en las últimas épocas. Pero las sensaciones que da este equipo son muy diferentes. Podrá perder, por supuesto, pero sólo si el contrario es mejor. Pues si algo demuestra el choque del jueves es que este Atlético da la cara hasta el final. Y eso, con la calidad que tiene, es suficiente para ser muy optimistas.
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